¿Alguna vez pensaste que hizo que un lugar te gustara más o menos luego de un viaje? ¿Fue el sitio en si mismo? ¿tu estado de ánimo al llegar? ¿la gente que conociste? ¿o las experiencias que te tocaron vivir?

Como verás estoy muy filosófica pero todo esto tiene una razón: al llegar a Sicilia nos encontramos que no teníamos nuestro equipaje. Y esta situación nos generó un estrés tan grande (si te interesa saber qué pasó podes leerlo acá https://vicroart.com/2023/08/16/sobre-perder-y-encontrar-tus-valijas/) que muchas de las experiencias en Palermo las viví como en una nube compuesta por enojo, impotencia y frustración.

Palermo no la tuvo fácil. Estoy convencida que los lugares nos atrapan por la manera en que estamos predispuestos para recorrerlos; la pérdida de las valijas nos quitó mucha energía y eso me llevó a mirar a esta ciudad con no tan buenos ojos, si bien no tenía la culpa de nada.

Escribo este relato unos meses después del viaje, y supongo que pensarás como yo, que el tiempo pone todo en perspectiva. Hoy puedo decirte que Palermo no estuvo tan mal y fue un excelente destino para llegar sin ropa y tener que comprar todo lo necesario (espero no haberme pasado de positiva 🙂 ). Encontramos todo el espectro en vestimenta: las marcas carísimas y también las accesibles (por suerte esos negocios estaban muy cerca del hotel donde nos alojamos) como así también supermercados y farmacias. Así que dentro de lo malo fuimos afortunados 😉

Fue nuestra segunda visita a Sicilia , la primera fue en junio del 2019 donde recorrimos Taormina, Catania, Ragusa, Noto y la zona del volcán Etna entre otros lugares. Nos gustó tanto que decidimos hacer un nuevo viaje para conocer nuevas ciudades del otro lado de la isla.

Noto (2019)

La llegada a Sicilia renovó algunos recuerdos: una gran cantidad de cactus en los caminos, las mesas en las callecitas y veredas, mucha gente fumando y bebiendo spritz, los limones, los pistachos y la velocidad y locura del conductor que nos llevaba hasta el hotel: ¡esa impaciencia italiana cuando están en un auto!

Agrigento (2019)

Confieso que mi primera impresión de Palermo no fue muy buena, me pareció bastante sucia y excesivamente ruidosa. Y para colmo al normal caos vehicular que tienen las ciudades italianas se agregaron los monopatines eléctricos y bicicletas de ambos tipos por las calles peatonales ¿me pregunto si me estaré poniendo mayor? 🤔😅 🙂

Teníamos mucha curiosidad por visitar los mercados de la ciudad y uno de los más recomendados era el de Ballarò por ser uno de los más antiguos de la isla. Al llegar nos encontramos con varias cuadras con diferentes puestos de comidas y lo llamativo fue que la mayoría de los productos no estaban refrigerados a pesar del calor y la humedad. Había muchísima gente recorriéndolo mezclada con los gritos, canciones y hasta bailes de los puesteros para llamar la atención. Todo me pareció demasiado estridente: peces espada colgando semi faenados, pulpitos apoyados en una mesa nada tentadores aunque la parte de las verduras frescas con sus colores vivos captaron mi atención, tomates, limones, los zucchinis, berenjenas y aceitunas enormes.

Soy muy sensible a los olores y los del mercado me parecieron demasiado fuertes, invasivos, así que no tuve ganas de probar nada y sólo quería salir de ahí, huir sería la palabra más adecuada.

Te recuerdo que no estaba receptiva y mi humor no era el mejor; quizás eso me llevó a tener una opinión tan dura con este lugar que el resto de la gente parecía disfrutar. Y vuelve la pregunta del principio si los gustos por los lugares pasan especialmente o exclusivamente por nuestro estado de ánimo 🤔

Salimos del mercado y fuimos caminando hasta la Catedral un edificio construído en 1185 y que a lo largo del tiempo fue sufriendo modificaciones. Disfruté de los jardines muy bien cuidados y llenos de flores. Y mientras caminábamos por la zona encontramos un lugar con comida muy rica y vinos sicilianos. El alma me volvió al cuerpo 😋😋

¿Viste el Padrino 3? ¿Te acordás de la escena en el teatro donde van a escuchar al hijo de Michael Corleone que formaba parte de la ópera Cavalleria Rusticana? Una de las escenas más dramáticas de la película se filmó en las escaleras del Teatro Massimo imponente especialmente durante las noches de shows. La ópera Carmen era la que estaba en cartel en ese momento en que lo visitamos.

Los edificios construídos y reconstruídos en épocas remotas fueron para mi los puntos favoritos de la ciudad. La Fontana della Vergogna con unas estatuas junto con los edificios que la rodean hicieron que empezara a reconciliarme con Palermo.

De cualquier manera la mejor sorpresa vino de la mano de la gente 🙂 . Barnaby contrató un tour de comida callejera y nos encontramos con Claudio un gran anfitrión que llevó al Mercado Vucciria de noche. En su recorrido nos contó historias de la ciudad mezcladas con anécdotas familiares y además con su risa contagiosa y buena predisposición consiguió que por unas horas nos olvidáramos de las valijas perdidas.

Recorrimos diferentes lugares como la Taverna Azzurra un lugar donde se come y bebe al paso y se dan cita locales y turistas en un ambiente muy festivo.

Me animé a probar en un puesto de la calle muy concurrido el «Pani ca meusa» un sandwich hecho de bazo, (te aseguro que suena peor de lo que es 🙂 ) y que sería como el fast food siciliano.

Y el postre fue un clásico italiano: el helado y para ello fuimos a probarlo a La Kala. Lo típico en Sicilia es comer el helado en un pancito dulce y eso hice 😋 elegí uno de mis sabores favoritos y clásico de la zona: el pistacho.

Creo que a pesar de las contingencias tuvimos una buena experiencia en la capital de Sicilia y me siento agradecida de haber podido conocerla 🙂

Una respuesta a “Palermo, Sicilia”

  1. Qué aventurera, envidiable en cierto modo. Cariños.

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