








Quizás estuviste leyendo mis posteos anteriores así que voy a contarte el final de esta historia y es que no pude encontrar ni a Papa Noel ni a su reno estrella Rodolfo, aunque creo que nunca estuve tan cerca de hacerlo 🙂
Sin embargo, recibí un maraviloso regalo de cumpleaños y navideño que fue la visita de mis hijas luego de casi un año sin vernos. Así que lamentablemente Santa y sus muchachos pasaron a segundo plano 😉
Como para las tres la Navidad en invierno era toda una novedad nos dejamos sorprender por todos los rituales y puedo asegurarte que nos divertimos muchísimo.
Uno de los principales fue la búsqueda de un árbol de Navidad de verdad, sinceramente la idea de cortar uno para ese fin nos dio algo de impresión pero aceptamos las reglas con un poco de recelo. Elegimos uno precioso y algo muy agradable es el aroma a pino que había al entrar donde lo armamos. Mi promesa es mantenerlo con sus adornos y poniéndole agua hasta que sus hojas se empiecen a caer aunque esto sea en agosto. Podría decir que todo el año es Navidad 🙂
Otra gran diferencia fue el horario para recibir nuestros regalos. La costumbre, al menos en Argentina, es que en el minuto cero del día 25 se haga el brindis y se abran los regalos. Acá no, los regalos se abren también el 25 pero luego del desayuno, o sea luego de pasar la noche. Debo confesar que nosotras estuvimos un poco ansiosas hasta que llegó el momento de la apertura; así que no quiero ni pensar en el clima de enorme excitación que viven las familias con niños que tienen los paquetes al alcance de las manos pero que deben esperar para abrirlos.
Algo también que fue muy divertido y sorprendente fueron la cantidad de canciones dedicadas a la Navidad que hay en el mercado. Nuestra favorita fue : «Let it snow», creo que nos gustó mucho ese título. También Barnaby tocó en el piano varios temas para la ocasión y eso estuvo fue maravilloso.
Otros rituales fueron los sweaters feos, algo impensable en las calurosas navidades del hemisferio sur 🙂 y la otro fue la preparación de galletitas para los vecinos.
Nos enteramos pasada la Navidad que algo usual es ir a cantar canciones frente a las casas de los vecinos. Creo que fue una suerte que no lo supimos a tiempo porque conociendo el espíritu lúdico de las tres, lo hubiéramos hecho. Es bueno seguir manteniendo una buena imagen en el barrio 😉
Como sea, fue una Navidad soñada, esta vez sin mar pero nuevamente los cuatro juntos.
