Acá voy con la última parte de este viaje inolvidable que tuvimos la suerte de hacer en febrero de este 2020 tan particular. Cuando terminó el crucero, nos llevaron en un micro hasta Siem Reap, una ciudad en si misma interesante pero que a la vez es el lugar más cercano a las ruinas de Ankor Wat, las más famosas del área, aunque no las únicas.
En camino hacia allí hicimos una parada a lo que ellos llamaban el «happy room» que no era ni más ni menos que el baño 🙂 . Ahí aprovechamos para sacarnos una foto con nuestros guías durante los días que estuvimos en el barco el Señor Huyh de Vietnam y el Señor Smiley de Camboya, dos cracks en todas las excursiones que hicimos durante el paseo. Tampoco quiero olvidarme de Mirko (de quien no tengo foto) un alemán súper divertido que era el anfitrión durante el crucero. Gracias por hacer que nuestro viaje fuera increíble.

Una vez en Siem Reap nos separamos del grupo con el que habíamos compartido una semana y continuamos el viaje por nuestra cuenta.
La experiencia en tierra fue buena, nos instalamos en un hotel en las afueras de la ciudad cuyas habitaciones tenían una particularidad … todos los baños estaban al aire libre, no solo la parte de la ducha sino también el inodoro… una experiencia distinta eso de sentarse «a meditar» y estar rodeado de naturaleza 🙂

Otra cosa interesante fue que todos los paseos que realizamos hacia el centro de la ciudad fueron en tuk tuk, así que eso era muy divertido y ex´ótico, de hecho hasta nuestras valijas viajaron de esa manera como ves en la foto.

Quienes visitaron la ciudad de Siem Reap probablemente lo hicieron para conocer los templos como Angkor Wat y sus alrededores como Ta Prohm, Preah Khan, Neak Poan, Banteay Srei, entre otros.
La historia de las construcciones (como sus destrucciones) son muy interesantes y como estuvieron muchos años abandonados hasta que llegó su reconstrucción, lo que me llamó poderosamente la atención fueron los árboles, como se abrieron paso en el medio de las ruinas. La fuerza de la naturaleza, realmente impresionante.

Quizás hace muchos años viste la película Tomb Raider (si no la viste no pierdas el tiempo, es malísima) pero en ella aparece uno de estos famosos árboles… evidentemente no soy la única a la que le llamó la atención 😉
Uno de los paseos obligados es ir a ver la salida del sol en Angkor Wat, allí nos volvimos a encontrar con gente del crucero y lamentablemente, quizás porque estaría medio dormida, no saqué ninguna foto con Eloise, Leyla o Sandie, pero nos dimos unos cuantos abrazos, algo que aunque parezca mentira dejó de ser normal en estos días… Cómo extraño los abrazos!!
Y aquí fotos de los templos, del amanecer y nosotros con nuestro guía del cual tenemos dudas con su nombre, lo que si puedo decir es que hizo un trabajo súper profesional, nos mostró cosas ocultas dentro de los templos, nos contó la historia de los mismos y además algunas cosas de la cultura camboyana.

Y un poco más de los templos. Me encantó esta imagen que me imaginé que era una mamá compartiendo un libro con su hija 🙂

Y acá te vuelvo a mostrar los dibujos de los templos hechos por Robyn Diener. Geniales, no? Sigo enamorada de su colección 🙂 . Además hice un collage con uno de sus dibujos y mi foto. Si, si soy muy fan.


Luego de unos días en Siem Reap tomamos un avión de regreso a Vietnam para visitar las ciudades de Hoi An (la cual amé) y Hue.
Mucha gente nos dijo que Hoi An era súper turística y que quizás lo autóctono estaba diluído. Para mi fue una de mis ciudades preferidas: decorada con farolitos de tela de diferentes colores que le daban muchísima vida a las calles, con un mercado enorme y caótico y con una comida exquisita.


Otra de las cosas divertidas que hicimos fue ir a que nos hagan ropa a medida en el día, fue una experiencia diferente, muy rara, pero era uno de los clásicos del lugar.
Luego de dos días decidimos ir a Hue, una ciudad que no me gustó para nada. Llegamos y no se si por el contraste con Hoi An, me sentí agobiada y triste. Nos costó muchísimo encontrar un lugar para tomar algo, además me di cuenta de la importancia que tiene el karaoke en Vietnam. Nunca pensé que iba a encontrar espacios de karaoke abiertos a la calle, uno al lado del otro, compitiendo por quien ponía la «música» más alta y quien gritaba más mientras «cantaba». Si al leer esto pens´as que soy una señora mayor por este comentario, tenes toda la razón 🙂 . Fue una experiencia dolorosa para los oídos.
Haber viajado tanto con Barnaby hizo que con solo mirarnos supiéramos que algo no estaba bien y que era momento de poner rumbo hacia un nuevo plan. Y así lo hicimos cambiamos pasajes de avión y nos fuimos unos días más a Hanoi, la capital de Vietnam, y fue gracias a eso que hicimos las experiencias culinarias que te conté en otro de mis posteos.

Nuestro viaje a Hanoi en el plan original era para poder visitar Ha Long Bay lugar donde lo recomendable es tomar un barco y pasar unos días cerca de esas monumentales rocas. Eso nos permitió hacer algunas actividades como kayak, pasar un día en la playa, visitar el interior de una de las rocas que fue una experiencia alucinante y disfrutar de unos días de relax. Allí conocimos a Barbara y David una pareja americana muy divertida a la que espero que podamos volver a ver cuando todo mejore.


Ya de regreso a la capital, nos empezamos a acomodar para un largo viaje de regreso a casa. En el taxi camino al aeropuerto saqué estas fotos del tránsito que es algo que sigue siendo una curiosidad para mi.

Este fue un viaje que disfruté doblemente, como te había comentado cuando empecé a escribirlo no era un lugar que estaba dentro de mis destinos preferidos y me sigo alegrando de la insistencia de Barnaby para hacerlo. Fue muy diferente desde lo cultural y por lo tanto de enorme aprendizaje, el mayor de todos es que debemos ser más agradecidos con lo que tenemos. Recordar la amabilidad y sonrisas que tuvimos de vietnamitas y camboyanos me alegran el corazón. Como así también los nuevos amigos que hicimos alrededor del mundo (Ilona, Alan, Brian, Sandie, Eloise, Leyla, Ed, Leeanne, David, Peree, Robyn, Chris, Barbara, Sue con los cuales sigo en contacto en forma virtual y que espero nos volvamos a encontrar cuando pase la pandemia.

Gracias por acompañarme nuevamente en esta maravillosa aventura.